Los efectos del confinamiento: Continúan suspendidos los trabajos del paseo marítimo de Las Palmas de Gran Canaria

Antonio Álamo Lima
CEEM, lunes, 16 de noviembre de 2020
Nadie pone en duda lo maravillosa que es la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla. No tiene nada que envidiar a las grandes urbes del mundo con sus tradicionales e históricos barrios de Vegueta y Triana a los que se unieron en fechas más recientes otros núcleos no menos importantes en donde conviven en armonía gentes nacidas en la propia isla y otros procedentes de diferentes partes de nuestra nave azul.
Posee modernas y amplias avenidas, calles para el traslado de sus habitantes, autopistas con extensos puentes y túneles. Jardines, y parques infantiles por doquier para disfrute de los más pequeños de la casa; casi todos con muchas y cuidadas zonas verdes, estupendamente atendidas por operarios con modernas máquinas para el corte de su césped y arreglo de flores multicolores. Muelles enormes que no paran de crecer, puertos para recibir grandes barcos con mercancías y cruceros con visitantes que ahora retornan y otros que sirven de cobijo y descanso a innumerables yates, botes de paseo, veleros, etc.
Por todos lados se pueden admirar bellas esculturas y monumentos de diferentes artistas, tanto canarios como de otras latitudes, que recuerdan momentos de la historia de las islas. Igualmente, otros que sirven como homenaje a las personalidades que dejaron huella en el patrimonio de la ciudad.
Puede apreciarse que la ciudad cuenta con destacables áreas. Sin embargo, en nuestro recorrido hemos apreciado un “pero”, que el Ayuntamiento capitalino o el ente que le corresponda no ha reconstruido. En la entrada a la capital grancanaria desde el sur, después de pasar el pintoresco barrio de San Cristóbal con su altivo castillo bañado por las aguas cuando sube la marea, comienza el paseo visitado cada día por innumerables deportistas que, bien a pie. en bicicletas o en patines lo recorren en toda su amplia extensión de casi 10 kilómetros. Es en esta zona de entrada en la capital grancanaria en donde comienzan los “peros”
El muro de protección colocado a lo largo del trayecto, salvo en pequeños tramos, se encuentra muy deteriorado, con pedazos caídos que dejan al aire el signo de oxidación de sus barras de hierro, con la amenaza de que en poco tiempo desaparezca por completo.
El paseo cuenta con otro sector de barandas metálicas, igualmente, llenas de herrumbe, lo que, además del desagradable aspecto, constituye un peligro para los viandantes. La parte de mayor deterioro es la que se encuentra a la altura del monumento a la “Vela Latina”. El muro “se cae a pedazos”. A partir de ahí y hasta cerca de la Playa de Las Alcaravaneras el destrozo es considerable.
Las gráficas dan ejemplo de ello, con lo que se demuestra que “una imagen vale más que mil palabras”.
En este trayecto, antes de la llegada de la COVID-19 a Canarias, lentamente, trabajaba un grupo de operarios en el reacondicionamiento. Cuando se decretó estado de alarma y comenzó el confinamiento, desaparecieron y hasta la fecha, pasados más de ocho meses, no se les ha visto más por el sitio y, claro, los pedazos siguen cayendo, ayudados por la mar que trata y quizás tenga su derecho, de recuperar espacios que el hombre le arrebató. Esperamos que el Ayuntamiento, Cabildo o el ente que le toque esta responsabilidad, emprenda de inmediato la acción para corregir esta situación por demás desagradable e incluso peligrosa para el visitante y el residente que entra a la ciudad desde el sur de la Isla.