Faro de Maspalomas, Gran Canaria

Su historia comienza en 1861, con la idea de que Gran Canaria necesitaba un faro de Primer Orden en el extremo meridional, en Punta de Maspalomas
19 de febrero de 2015
El más conocido de cuantos hay en el archipiélago, erigido en una zona en la cual podía ser divisado desde lejos debido a su elevada altura y a la soledad de su entorno, solo había dunas y mar, forma parte del ambiente de la localidad.
Diseñado y construido por el grancanario de Telde Juan de León y Castillo, es grandioso tanto por sus dimensiones como por las características de su edificación. Aún hoy continúa siendo una obra monumental. Incluso se podría decir que tiene vida propia, que convive con los miles de canarios y turistas que se acercan a conocerlo para conservarlo en su mente a través de su memoria y del arte de la fotografía.

Su historia comienza en 1861, con la idea de que Gran Canaria necesitaba un faro de Primer Orden en el extremo meridional, en Punta de Maspalomas, con el objeto de que fuera auxilio para barcos que pasaban por ese mar tanto de África y Oceanía, como de América y, asimismo, que sirviera de guía para las embarcaciones locales que faenaban en las pesquerías del banco canario-sahariano.
En la década de los ochenta del siglo XIX se llevó a cabo este desarrollo urbanístico, pero antes de empezarlo, debido a que el lugar era totalmente aislado y no había vestigio de poblado alguno que tuviera servicios, fue necesario hacer un puerto a través del que se pudiera transportar personal y material desde Las Palmas de Gran Canaria. Con todo a punto, comenzó a levantarse el que sería al más famoso faro de las Afortunadas.
En esa época el edificio contaba con los mejores avances en servicios para que habitaran en forma permanente tres torreros y sus familias. Tenía habitaciones individuales, escritorios, baños privados y cocina en lugar aparte para evitar que el humo y los olores llegaran los aposentos. No faltó el patio canario de 10 por 9,50 metros con un aljibe.
Delante de la casa mirando al inmenso océano se elevó la torre con 8 metros de diámetro en su base y una altura hasta el foco luminoso entre los 56 y 58 metros, sobre el nivel del mar, o lo que es lo mismo, unos 20 pisos.
Su puesta a punto se llevó a cabo el 16 de enero de 1890 cuando el torrero en su diario señaló que se encendió sin novedad la luz, a las 5.30 hora solar.
En 2005 el Gobierno de Canarias declaró que el Faro de Maspalomas es Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento Histórico.
A partir de 2007 se utilizan algunas dependencias para usos culturales. Por ejemplo, ferias de artesanía canaria y exposiciones.
Desde que se inauguró hasta la actualidad han pasado 125 años en los que apenas se le aprecian variaciones, aunque no ocurre lo mismo con sus alrededores que han cambiado considerablemete. El desarrollo urbanístico ha sido abrumador, hoy está rodeado de edificaciones y parques recreacionales, hay una ciudad turística muy viva que hace de esta parte de la isla de Gran Canaria un paraje único que viene a reafirmar que el antiguo faro y el nuevo entorno forma parte de la identidad grancanaria.
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