Canarios y venezolanos cada vez más lejos
Hace ya más de 15 días que la única línea aérea que cubría la ruta Maiquetía–Tenerife, en un escueto comunicado firmado por la vicepresidencia ejecutiva, informaba que a partir del 1 de febrero de 2014, suspendía temporalmente los vuelos 1334-1335. Después explicaban que, por una parte se encargarían de distribuir a los pasajeros “de vuelta” en otras líneas y por la otra devolverían el monto pagado a los que no habían emprendido vuelo. Es lo menos que podían hacer, pues estaría bueno que dejaran a los primeros sin finalizar viaje y que no les devolvieran el dinero a los otros. Claro, respecto a los últimos habría que ver cuánto les cuesta ahora un nuevo pasaje en otra línea, por otra ruta y pagado en moneda nacional.
Concluye el comunicado señalando que esperan que dicha situación se solvente a corto plazo para continuar cumpliendo con el compromiso asumido hacia sus pasajeros.
Ahora se dice que el problema es con la deuda que el gobierno venezolano tiene con la “Santa” y con otras empresas que prestan el mismo tipo de servicios.
Ahora la Santa, de la que nos acordamos cuando truena, aduce esta causa, pero antes los canario-venezolanos y de otras nacionalidades que tuvieron que utilizar los servicios de la única empresa que volaba directamente, en numerosas oportunidades fueron objeto de mala atención debido a vuelos atrasados hasta por días. Lástima que, salvo algunas voces que clamaban en el desierto, muy pocos fueron los que reclamaron la situación.
¿Cuántas veces las personas que contrataron y compraron su billete para ir o venir de Venezuela a Canarias o viceversa tuvieron que cambiar sus planes e irse por Madrid en otra empresa aérea? Transformaron así un viaje de seis horas y media en otro que, en ocasiones, les llevó más de un día y miles de kilómetros adicionales ¿Cuántos mayores se vieron con dificultades? ¿Cuántos negocios se habrán truncado por la demorada llegada al lugar de destino? ¿Cuántos velorios, bodas o bautizos se habrán perdido por los retrasos? ¿Cuántos otros problemas hubo por esa causa?
Ahora qué tiempo debemos esperar para que el Gobierno de España o el de Canarias intervengan o intercedan para que la situación sea corregida? Y a todas éstas, ¿Cuántas voces se han oído en apoyo de los que estamos en este lado del charco o de los que están al otro? Sólo hemos leído en declaraciones del presidente del cabildo herreño, Alpidio Armas, decir que se debería declarar la ruta de interés social o algo semejante. Y digo yo ¿por qué precisamente desde la isla más pequeña del Archipiélago se alza la voz? declaraciones que, todo hay que decirlo, no fueron reseñadas por algunos medios de su propia isla.
¿El resto de los políticos no habla? Llaman la atención especialmente los que vienen y van con frecuencia. Esto nos hace pensar que los más de 100.000 canarios que vivimos en estas tierras estamos tan lejos físicamente de nuestra tierra como ellos de nuestras inquietudes como ciudadanos en el exterior.
Al parecer, poco les importamos ¿Se han preguntado qué pasaría si los canarios que vivimos en el exterior se desvincularan totalmente de las islas? Esas cuentas no las muestran. Creo que posiblemente habría problemas económicos serios. Si nuestros políticos de allá poco, salvo alguna que otra voz, se han manifestado, ¿Qué podemos decir de los representantes de entes que dicen estar agrupados para apoyar a españoles en general y canarios en particular? ¿A qué esperan para exigir al gobierno canario y al español que tomen medidas? Para los canario-venezolanos Maiquetía-Tenerife es ruta prioritaria debido a la relación socioeconómica entre ambos pueblos. Por tanto, deberían preguntarse qué pasaría en las islas si, como el caso que nos ocupa, se suspendieran sus rutas preferentes.
Conocemos de buena fuente la disposición que tienen algunas líneas aéreas para tomar el trayecto directo a Canarias, más ahora que, como decimos, el servicio fue suspendido por la empresa que lo prestaba.
La semana próxima estarán de gira por Venezuela el director General de Migraciones, Aurelio Miras Portugal y el viceconsejero de Emigración del Gobierno de Canarias, Cándido Padrón, quienes vienen a la entregar Medallas de Honor de la Emigración. Es buena ocasión para que estos grupos organizados les hagan llegar la necesidad de que beneficios obtenidos desde hace décadas no se pierdan. No se limiten a palmaditas y agradecimientos que generalmente se emplean para los que vienen de la Madre Patria.
Antonio Álamo Lima
Febrero de 2014.