CINE ÁLAMO, Antonio Álamo pionero de las comunicaciones en El Hierro

En mayo de 1949 se inaugura el primer cine en la isla de El Hierro. Su nombre, Cine Álamo, sería conocido hasta los confines de la isla
Semanalmente los filmes acercaban otros mundos a las gentes de su pueblo
31 de marzo de 2014. Autor: Antonio Álamo Lima
El iniciador del cine en El Hierro nació en su capital, Valverde, el 31 de agosto de 1922. Aún muy joven, en la década de los 40, cuando en Europa y el mundo se desarrollaba una terrible guerra, observaba que su isla, la del Meridiano, se encontraba bastante alejada y aislada del resto del orbe pues las noticias e informaciones de lo que ocurría llegaban con varios días de retraso.
Los periódicos iban de Tenerife en barco y las conexiones con la isla mayor eran muy deficientes, apenas uno o dos viajes semanales y eso cuando los capitanes de El Palma, Gomera o Viera y Clavijo consideraban que fondear el ”correillo”, enfrente de donde luego se construiría el actual Puerto de la Estaca, no acarreaba peligro para su nave porque si la mar estaba “picada más de la cuenta” no lo pensaban mucho y todo se solucionaba con dar la vuelta, tocar tres “sirenazos” y de regreso para Tenerife con pasajeros, carga y todo lo que llevara consigo para una isla ávida de noticias y de suministros.

Comienzos del Cine en El Hierro
En aquellos años de aislamiento, Antonio Álamo Padrón pensó que ya era hora de que los herreños contaran con ese maravilloso medio de comunicación y de entretenimiento como era el cinematógrafo. Decidió alquilar por horas el salón de la Sociedad de La Aurora de Valverde para la proyección de películas. Comenzó así el cine en El Hierro.
Semanalmente los filmes acercaban otros mundos a las gentes de su pueblo. Visto el éxito de su aventura, se le ocurre que tanto el llamado Séptimo Arte como los herreños eran merecedores de un edificio propio.
Da inicio a la edificación del que para la fecha sería el más grande inmueble con que contaría Valverde, después de la iglesia. A pesar de las circunstancias, Antonio, con la ayuda de familiares y amigos y pidiendo por aquí y por allá un “cubito” de agua, pudo terminar la obra; no había terminado la década de los 40 cuando se inaugura en mayo de 1949. Su nombre, Cine Álamo, sería conocido hasta los confines de la isla.
El Cine y la economía en El Hierro
Los inicios en esta empresa coinciden con lo que se denominó “año de la seca” pues las nubes y con ellas las lluvias se alejaron de las tierras de El Hierro, lo que trajo como consecuencia la pérdida de cosechas y de animales. Hubo mengua en los campos y en general la economía se vio afectada al tal punto que muchos se vieron en la obligación de emigrar.

Fueron años duros para Antonio también, según profundizaba en el negocio del espectáculo comprobaba sus intríngulis. Uno de ellos era que los distribuidores de películas obligaban, que eso no lo sabía antes de empezar, alquilarlas por lotes; de cada 10 cintas, apenas dos o tres eran de las llamadas taquilleras y el resto unos largometrajes extremadamente tediosos. Eso por una parte y por otra, muchas veces ocurrió que cuando llegaba una cinta de las buenas como las de Cantinflas, de Jorge Negrete o “Lo Que el Viento se llevó”, y Antonio esperaba con ansias equilibrar la balanza de pagos, coincidía en la Villa que moría alguien, lo que significaba duelo general por solidaridad, fuera o no pariente del difunto (que en realidad no tenía la culpa) el espectador.
Asimismo, en aquellos tiempos difíciles de censura, la gente antes de ir al cine pasaba por la iglesia a ver la cartelera sobre la clasificación de la película para seguir los dictámenes del sacerdote de turno pues, en caso contrario, incurría en pecado venial o mortal, según fuera el caso. Pecado que tenía que confesar con ese mismo padre si se atrevía a desobedecer su decisión.
Así y todo, el Cine Álamo iba sobreviviendo. No solo pasaba las películas, también se convertía en sala de baile los domingos al mediodía en donde se reunía la juventud después de salir de misa. Igualmente, en ocasiones festivas como el carnaval, que en El Hierro nunca estuvo prohibido. Eso sí, las mascaritas, antes de entrar al salón, tenían que pasar por la cabina en donde Antonio y su primo Francisco Álamo, “PanchIllo”, quien lo ayudó muchísimo en la proyección de cintas y en el sostenimiento del negocio, tenían que identificar a cada uno de los disfrazados; reconocimiento secreto que era celosamente guardado, por lo menos durante la celebración de las carnestolendas o fiestas de invierno como se dio en llamar a las mismas.
Emigración
Transcurrida la primera década desde los inicios del cine, los intereses del préstamo al que debió recurrir Antonio para la construcción del Cine Álamo iban consumiendo los pocos ingresos que daba.
Al concluir las obras del Puerto de La Estaca, Antonio, que fue uno de los administradores, quedó desempleado. Ante esta situación, y siempre responsable y emprendedor, se le ocurrió lo mismo que a tantos isleños en esa época: la solución a sus problemas estaba al otro lado del charco, en Venezuela.
Decide viajar sin su familia, deja esposa y cinco hijos. En el país sudamericano su moneda, el Bolívar, estaba a más de 30 pesetas. Pagaría en un par de años las deudas y regresaría a su patria chica para volver a empezar, ya sin agobios.
Y cumple su objetivo, en un par de años salda obligación e intereses y regresa pero solo para informar, como le sucedió a muchos, que Venezuela lo enamoró y se queda en ella para siempre. A continuación lo siguieron en la mudanza su mujer y sus cinco hijos y ahí comenzó otra historia.
Antonio Álamo Lima. Año 2014
Director del programa Canarios en el Mundo.