11 diciembre, 2023

El Hierro está de moda

Por José Francisco Armas Pérez
CEEM. 5/11/2023


Me alongo a tus letimes y solo veo mar, mar imponente, temeroso, lleno de misterios, de secretos, de muerte y caos, ese mar que simboliza la malagueña que le oí cantar a mi amiga Lolina Padrón en el 2004 en el Hogar Canario Venezolano: “Ese pájaro cantor / que canta ente barrotes/ desgañitó su cogote / rompió la jaula y voló”.

 Ese mismo mar que sirvió de ruta de libertad para que nuestros padres y abuelos , igual que el pájaro cantor de la copla, rompieron sus limitaciones y volaron al lomo de barquilla de dos proas, como dijera el poeta Pedro Lezcano, y a él se tiraran en un acto de desesperación para buscar tierra  de providencia, tierras que satisfarían el hambre y la necesidad de unos y el atropello por pensar diferente de otros; desesperación al fin en una isla que en palabras de un herreño emigrante: “en aquellos años, la tristeza era mayor que el hambre”.

Así, “entre 1948 y 1950 salieron unos 65 barcos de Canarias rumbo a Latinoamérica. El 10,2% de esa emigración canaria clandestina eran herreños”. Nombres como El Doramas, El Nuevo Teide, El Saturnino, La Elvira o el Telémaco, y así hasta 120 veleros ilegales, no se borran del recuerdo ni del imaginario colectivo que todavía se siente y se mantiene en tantas familias canarias a pesar del tiempo transcurrido y se habla de su historia y se valora el atrevimiento de los que agarrados a una esperanza se lanzaron a la aventura.

“Pero éramos diferentes,” escuché hace unos días. ¡Qué triste frase!, siempre la comparación odiosa, como si el hambre, la enfermedad o la persecución tuvieran color…por desgracia parece que sí la tiene.  Iba a reaccionar ante aquel comentario racista y un amigo que tomaba café conmigo me agarró el brazo y me dijo:”¡No le pares, hermano!”

Mientras, leo el dolor de una señora de la Restinga que publica en las redes lo que siente al ver el drama delante de sus ojos, esta señora no busca que le aplaudan, ni salir en los Telecanarias, nada más saca de su interior lo que siente, y pide algo cada vez más escaso en esta nuestra sociedad: solidaridad. ¡Qué bella palabra!, como dijera mi difunta madre.

Por otro lado, el Presidente del Cabildo, con grito desesperado ante la deshumanización vivida, lanza que: “El Hierro no puede más con el drama humanitario de la emigración, los gobiernos central y canario tienen que ponerse las pilas. No tenemos medios, no tenemos recursos”. Esto, que en otra época no tan lejana era motivo de aplausos y de alabanzas, hoy casi se convierte en crítica.

José Segura Clavell, basado en su experiencia y conocimiento profundo de la realidad en ambas orillas, ha escrito varios artículos sobre este asunto que apuntan a una forma de actuar que tuvo cierto éxito, sabiendo que, como dijo el nobel José Saramago, “emigramos porque no somos árboles”. Pero da la impresión que no estamos en ello.

Hoy la isla está de moda, es noticia, nos convertimos en el centro de los comentarios y es lógico que así sea, la llegada de los vecinos del continente africano en la forma y en la cantidad de personas que entran así lo atestiguan, y como siempre con opiniones para todos los gustos. Nos comparan con   lo sucedido hace años en Lampedusa. Algunos políticos vienen a la isla, dan un tubazo y se van (si fuéramos catalanes bla bla bla), otros llegan y dan un recorrido tan corto que solo les dio tiempo de ver a un guardia civil, otros lo hacen tan callados que nadie sabe que vinieron, en fin, hay de todo. 

El amarillismo canta porque vende. Esa fue mi impresión al leer la descripción del funeral dado al “Tripulante nº1”. Pareciera que alguien lo dejó en el cementerio y un sepulturero tapó el nicho, así de frío. En el comentario, para ser más vendible, había una cita lastimera obligada a su madre y familiares que nunca sabrían qué le pasó a su hijo, porque ni el nombre se supo. Luego llegaron fotos del acto, y allí hubo un grupo de personas de buena voluntad, autoridades, sacerdotes y mi impresión fue otra bien distinta. Y si su madre y familiares se enteran de que su querido hijo murió en un cayuco, sabrán que fue acompañado en el momento difícil de dar sepultura a un semejante. La noticia sería diferente.

En estos días leí una frase de la filosofía estoica que me gustó:” Primero aprende el significado de lo que dices y luego habla”. Ella expresa la necesidad de tomar conciencia de la importancia de la reflexión, el conocimiento y la sabiduría antes de decir algo.  Traigo esto a colación de la noticia publicada el día 26 de octubre titulada “Encontrar un cayuco en el ferry a El Hierro: reacciones entre la ayuda y la crueldad” en el que se relata el encuentro en alta mar de un cayuco por el ferri de la Naviera Armas donde el capitán hizo parar las máquinas y avisar a Salvamento Marítimo y, en la espera, uno de los pasajeros relató que oyó una voz que decía: “échalos al mar y sigamos”. Eran 112 personas, entre ellos 25 menores. En fin, “Houston, tenemos un problema”. ¡Qué crueldad, qué vergüenza!

José Francisco Armas