Los españoles del exterior continúan esperando una derogación del voto rogado que nunca llega

Antonio Álamo Lima.
Caracas, 14 de noviembre de 2019
Actualmente viven en el exterior 2.130.737 españoles, de los cuales solicitaron documentación para votar 223.872, poco más de 10 %
Los españoles residentes en el exterior, en gran medida, culpan al “voto rogado” de la escasa participación en las diferentes y cada vez más repetidas y frecuentes elecciones generales de España y también en las autonómicas.
El voto rogado o tener que solicitar el voto, es un “invento” o idea de una comisión encabezada por Alfonso Guerra de la formación política Partido Socialista Obrero Español (PSOE), apoyada por el Partido Popular (PP) y otras importantes agrupaciones políticas españolas para la modificación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, conocida como la Loreg, aprobada el 19 de junio de 1986, bajo el mandato de Felipe González.
Esta reforma de ley vino a complicar aún más la posibilidad de que los españoles de la diáspora pudiéramos ejercer nuestro derecho contemplado en el Artículo 14 de la Constitución de 1978 que señala: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Asimismo, es lamentable que con esta nueva modificación se eliminara a los canarios la posibilidad de elegir presidentes de cabildos y alcaldes y a los peninsulares (territorio continental español) la elección de alcaldes y diputaciones provinciales. De tal manera que a los residentes en el extranjero solo nos dejaron la opción de escoger diputados y senadores en las Cortes españolas y diputados en Parlamentos autonómicos.
Derecho a voto con limitaciones
El argumento para esta imposibilidad de elegir a nuestros representantes más cercanos fue que los residentes fuera de las fronteras españolas no conocemos a los candidatos a los cabildos, diputaciones y ayuntamientos. Incomprensible razonamiento, pues, en todo caso, a quienes no conoceríamos sería a aspirantes a diputados y senadores a Cortes Generales, quienes “nos quedan bastante más lejos”.
Quizá una explicación se encuentra en que, por muchos votos que llegaran a sus respectivas delegaciones desde el exterior, poco se modificaría el mapa político resultante de las elecciones generales; mientras que, en ayuntamientos y cabildos de pocos habitantes sí cambiarían los dirigentes de uno u otro partido en función de los votos del exterior, por pocos que se contaran.
Posiblemente por esto, no recordamos que, en aquel momento del cambio en la ley, algún alcalde o miembro de diputaciones dijera: “hombre déjenlos elegir pues ellos, aunque vivan en el exterior, también tienen derecho, pues pagan impuestos, derechos de frente, y otras contribuciones por sus propiedades en nuestros territorios”.
En España muy pocos protestaron que eliminaran la posibilidad de escoger a nuestras autoridades desde el extranjero. Eso sí, a partir de la primera elección después de la reforma de la Loreg, cuando el descenso de votantes fue tan violento, hemos oído «un millón de veces» a políticos y candidatos que «en las próximas elecciones se cambiará la ley y se eliminará el voto rogado». Todavía estamos esperando.
Irregularidades en el voto del exterior
Por otra parte, quizá en la obligatoriedad de rogar el voto también tuvo mucho peso el enorme “chanchullo” que se presentaba en ciertos lugares en cada elección. Es de todos sabido que, especialmente en Canarias, se han encontrado manipulaciones de votos, e incluso “votaron desde el exterior” personas fallecidas. Estas irregularidades pudieron contribuir a la modificación de resultados, sustituyendo a personas elegidas en plaza por otros escogidos, principalmente, desde Venezuela.
Este proceder anómalo tampoco es que fuera corregido plenamente con las medidas implementadas, solamente obligó a los practicantes a tomar nuevas veredas o atajos.
Votar o no votar desde el exterior
En este momento vivimos en el exterior 2.130.737, según los registros del Censo de Españoles Residentes Ausentes (CERA), de los cuales manifestaron su intención o deseo de votar un total de 223.872, algo más de un 10 % ¿Cuántos habrían votado, si desde España hubieran mandado las papeletas directamente sin la solicitud previa a todos estos españoles residentes en el exterior?
Hacemos un llamado a quien corresponda para que podamos votar directamente en Consulados y Oficinas consulares. No es apatía lo que no mueve a votar, es la dificultad en el proceso y la escasa información por parte del Estado español. Hay numerosos españoles, especialmente mayores, que en cada ocasión de elecciones se presentan en consulados sin las papeletas manifestando vehementemente su voluntad de votar. De esto se deduce el interés por participar y la poca difusión que se ofrece a los españoles del exterior.
Ya es hora de cambiar las” reglas del juego” para que se permita a los españoles residentes en el extranjero elegir a candidatos en municipios y cabildos, tener representación en las Cámaras españolas, votando en urnas en consulados o embajadas en donde se encuentren las papeletas respectivas a disposición de todos.
Es momento de que, definitivamente, se exprese clara y diáfanamente si existe o no disposición para solventar la escasa participación desde el exterior en todos los comicios electorales de España; o si solo quedamos para elegir a los representantes de los Consejos de Residentes Españoles (CRE), donde por cierto, y todo debemos decirlo, tampoco la presencia de votantes es muy significativa.
Antonio Álamo Lima
Canarios en el Mundo.