Memorias de la emigración II. «Rumbo a lo desconocido»

Pasaje de embarque en el barco Montserrat.

Periodista Marta Aguirre Santamaría

CEEM. Sábado, 28 de enero de 2023
Hoy 3 de enero de 1959 embarcaremos hacia Venezuela. Dejamos atrás a Burgos y en Vigo hace un frío que pela. Es de noche y las calles están vacías y oscuras. Mamá me cubre la boca con la bufanda del gorro y solo me quedan destapados los ojos. Pero, aunque voy totalmente forrada en lana, la humedad me cala hasta los huesos.
Al llegar al puerto, a mis nueve años por primera vez veo el mar, aunque apenas distingo la espuma de las olas que chocan contra los maderos del muelle. Una farola da una luz amarillenta y me deja ver que de entre las sombras sale un hombre desnudo ¡solo tiene un bañador! se lanza al agua y se aleja nadando. Mi tío Maxi ante mi asombro me explica indiferente que en Galicia los hombres de mar están acostumbrados. Es que no lo puedo creer…
¡Allí está el Monserrat! ¡Me parce enorme! Cuando nos toca embarcar no aguanto la emoción y amablemente dejan que el tío nos acompañe hasta el camarote. Reviso todo, pruebo mi cama. Es la primera vez que veo una litera, arriba dormirá mi hermano. Estrenaremos pijama.
El entusiasmo con tantas novedades y el saber que conoceré a mi papá no me deja despedirme bien de mi tío. Se va triste y mamá llora al dejarlo ir porque es su hermano pequeño. Al rato un sonido ronco nos sorprende, se repite unas 5 veces, son unas pitadas ensordecedoras. Un señor todo vestido de blanco toca a la puerta para preguntarnos si estamos bien. Nos explica que esos sonidos anuncian que pronto zarparemos y nos advierte que mañana se hará un simulacro de emergencia en cubierta. Suena divertido. Duermo maravillosamente esta noche.
Continuará…