Memorias de la emigración. “Migrar, emigrar, inmigrar”
De Burgos a Caracas. Comienza el camino


Periodista Marta Aguirre Santamaría

CEEM. Lunes, 21 de enero de 2023
Es el 2 de enero de 1959, tengo nueve años y me llevan a Venezuela. La ilusión de conocer ¡por fin! a mi papá es muy grande y no entiendo por qué mi hermano mayor llora. Oigo decir a una de mis tías que soy muy pequeña para comprender ¿Comprender qué? Toda la familia ha venido a despedirnos a la estación de trenes de Burgos.
Mis tíos hacen un corrillo y comentan en voz baja que en Cuba triunfó una revolución y nombran mucho a un tal Fidel Castro, aunque a veces hablan de un barbudo. No me puedo enterar bien. Mi tío Maxi se aparta porque nos acompañará hasta Vigo donde embarcaremos en el Monserrat. ¡Iremos en un buque por mar!
Sé que mi madre ha hecho mucho papeleo para el viaje, y que seremos inmigrantes, pero yo no sé cuál es la diferencia entre migrar, emigrar e inmigrar. Le pregunto al tío y él me contesta que no sea tan repipi. Creo que está molesto porque nos vamos.
Un mes antes estuvimos en Madrid para buscar los pasaportes. La secretaria del Consulado, morena, con una ropa muy apretada (no me imagino a mi madre vestida así) era muy simpática y nos contó que era venezolana. A mi tío le pareció muy guapa y yo siento que él querría venir con nosotros, pero no sé por qué no lo hace.
Tampoco sé por qué papá se fue, aunque dicen que una de sus tías le metió en la cabeza eso de ir a hacer la América. Yo solo tenía dos años y mamá siempre me cuenta que yo era muy llorona, por lo que pienso que en realidad él se fue por mi culpa… A mamá hoy la noto contenta, ella nos ha repetido muchas veces que cuando vivamos con mi padre todos seremos felices. Así lo he entendido yo.